Rioja Alavesa, gratificante ruta enoturista

Rioja Alavesa, gratificante ruta enoturista. Hombre, tierra y vino; éstos son los rasgos de carácter de la Rioja Alavesa, una comarca de escasos trescientos kilómetros cuadrados custodiada al Sur por el río Ebro y al Norte por la imponente sierra de Cantabria, macizo de color ceniza que no agota ni cansa la mirada, como el fuego de la chimenea o el horizonte abierto del océano. La zona, que atraviesa los quince municipios que la conforman, es en su misterioso e inmenso apogeo como un mar de viñas y surcos en el que la retina atrapa un mapa de villas medievales, de municipios sellados por la heráldica de testimonios históricos y culturales, de bellas mansiones solariegas, de infinidad de bodegas cuyo actual hilo conductor es enfrentar lo nuevo a lo antiguo, la artesanía a la modernidad, porque en estos paisajes la cultura del vino se palpa en todas partes. Las localidades de la Rioja Alavesa son: Baños de Ebro-Mañueta, Barriobusto-Gorrebusto, Elciego, Envillar-Bilar, Kripan, Labastida-Bastida, Labraza, Laguardia-Biasteri, Lanciego-Lantziego, Lapuebla de Labarca, Leza, Moreda de Álava, Navaridas, Oyón-Oion, Páganos, Salinillas de Buradón-Buradon Gatzaga, Samaniego, Villabuena de Álava-Eskuernaga y Yécora-Iekora. Por bastantes de ellas, además, transcurre el Camino de Santiago Alavés. Este territorio cuenta con 13.500 hectáreas de viñedos y cerca de 400 bodegas donde se elaboran anualmente alrededor de 100 millones de botellas de vino, bajo el control del Consejo Regulador de la Denominación de Origen calificada Rioja. Su ruta enoturista, por sus dimensiones moderadas y sus prácticos accesos, invita a ser recorrida de sol a sol, entre recintos amurallados, pinceladas renacentistas y barrocas, dólmenes y olivos milenarios, iglesias góticas de silenciosa y tenue belleza, lomas y praderas de cepas donde sobrevuelan alas de titanio y olas en forma de cubas gigantescas; todo junto a gentes que saben que la convivencia, la hospitalidad y la bienvenida es una forma de vida. Y permíteme hacer una parada especial en dos pueblos de gran interés para los amantes del patrimonio histórico-artístico. El primero de ellos es Laguardia que conserva un casco histórico medieval con epicentro en la gótica iglesia de Santa María de los Reyes con su espectacular meridional portada policromada, además cuenta con una portada románica al poniente y una bonita torre abacial protogótica. Otra iglesia de interés que puedes ver es la de San Juan, iniciada durante el románico y concluida en el gótico, con una buena portada románica. Sus restos amurallados son igualmente para ser vistos y pregunta en la Oficina de Información Turística por los yacimientos arqueológicos del contorno. Por otro lado en el municipio de Laguardia se encuentra el espacio natural de cuatro humedales de Carralogroño, Carravalseca y Musco y el Prao de la Paul que acogen más de un centenar de especies de aves migratorias entre marzo y septiembre. El otro pueblo que quiero destacar es Labastida, asentado en la falda sur del fortificado Cerro de la Mota en donde se encuentra la ermita románica del Santo Cristo, localidad en la que encontrarás casonas solariegas y palacios de los siglos XVI y XVII así como la parroquial de la Asunción, renacentista-barroco, que se halla frente al Ayuntamiento que es igualmente un edificio realmente emblemático de esta villa. De su muralla quedan en pie el Arco de Toloño y el Arco de Larrazuría.